martes, 2 de abril de 2013

¿Qué hacemos con las Malvinas hoy?



Este año el aniversario de la gesta de las Malvinas sorprende a muchos culminando una semana de minivacaciones. Semana santa, la pascua, un feriado colocado para extender la inactividad (en algunos sectores); hoy muchos retoman las rutas y otros resoplan pensando en la reincorporación laboral/estudiantil. Justo en este día, habrá argentinos que realcen su patriotismo, y habrá quienes desplieguen la bandera de la indiferencia.

La pregunta ¿Qué hacemos con las Malvinas hoy? nos sitúa en la desembocadura de años de intentos diplomáticos por recuperar el archipiélago. Si un día de estos el Obelisco se volviera a vestir de celeste y blanco y las multitudes llorasen de emoción con sólo pensar que aquella porción de territorio fue recuperado, luego, ¿qué pasaría?

En esta fecha recordamos. Se recuerda la soberbia, la prepotencia, la altanería. Pero también la inocencia de aquellos jóvenes inexpertos, que tenían otros sueños antes de ir a la guerra. Muchachitos que quizá en sus provincias natales alguna vez habían asistido a la muerte de algún animal para fines alimenticios; pero asistir a la muerte humana es algo muy distinto. Aquellos sueños de un futuro distinto estallaron junto a los morteros, naufragaron en el Atlántico Sur. Escuchaba el relato de uno de esos jóvenes -que volvió del fin del mundo hecho hombre, seguro-, entre lágrimas decía “mi alma quedó en las Islas, acá está mi cuerpo”. ¿Qué vida se construye sin alma?

Y los títulos de las noticias: ¿Cuándo perderemos? Esa tapa de revista pregonando el éxito que sin dudas parecía inalcanzable delante de un enemigo tan poderoso. Y es que al argentino no le gusta perder. Se lo alienta con mentiras y se sabe que explota al conocer la verdad. ¿A quién no le gusta que le digan que ‘estamos ganando’? ¿Cuándo perderemos?

Mientras se acude desde los confines del planeta a los máximos tribunales internacionales reclamando la soberanía de una porción de suelo más cercano al mate que al té y al mismo tiempo se le solicita a Google que estampe un homenaje a nuestros héroes, surge este interrogante: ¿Qué hacemos con las Malvinas hoy? ¿Sería un destino turístico para estos fines de semana largos? ¿Se poblará de argentinos esperanzados en levantar un país distinto? ¿Podría servir de hogar de retiro para quienes durante los últimos años hundieron a nuestra nación, engordando sus cuentas bancarias?

La memoria, más allá de ser una virtud, es un ejercicio. Tanto espera el niño por su cumpleaños, expectante por recibir regalos, que vive el día más agradable del año. No obstante, los padres saben que con el correr del tiempo ese obsequio perderá el valor original y se verá abandonado, por más que haya sido deseado en algún momento. Simplemente pensemos en el día en que vuelva a flamear el pabellón nacional en las Islas, el futuro llegará después. 

Andrés Aguilar

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